jueves, 9 de junio de 2011

Pensamiento disperso

Una de las pocas cosas que me gustan de mí mismo (no me caigo especialmente bien, ¡qué le vamos a hacer!) es mi capacidad para imaginar al momento y darle un giro a la situación que estoy viviendo, lo que además sirve para darme montones de ideas para relatos que seguro que escriben mis yoes de realidades alternativas menos vagos que yo.
Un ejemplo verídico, hace poco estaba una tarde de domingo desmontando el chiringuito de las fiestas del barrio que ponemos todos los años la gente de la radio, el trabajo es pesado, huele bastante mal gracias a todo lo que se ha bebido y desbebido la noche anterior por la zona y a todo lo que se ha podrido en las neveras desconectadas en derredor. Unas nubes negras hinchadas amenazan tormenta, junto con el olor a ozono y el chumba chumba de las atracciones de alrededor aumentan las considerables ganas de matar. Pero no pasa nada, yo ya no estoy ahí del todo, también estoy en los suburbios de un planeta-feria en el sector más alejado del centro del imperio galáctico, los pocos restos de selva desforestada con el agente ultrarrojo de nuevo diseño se cuelan por el techo construido con restos de naves espaciales destruidas hace décadas y la lluvia intensa salpica el metal haciendo que suene como un órgano viejo y desacompasado. Huele mal, es lo que pasa cuando se tortura artísticamente a gente tan cabezota de no querer dar la información hasta que se necesitaría un ábaco para contar los trozos que le faltan. Tengo algo en mi cabeza que me obliga a trabajar sin parar, ya que si lo hago una selección de la peor música techno (valga la redundancia) empezará a sonar al activarse zonas determinadas de mi corteza auditiva de asociación. Una vez que se desmonte el campamento, nos dirigiremos al centro del planeta, a la atracción principal y con mis conocimientos en guerra psicológica y el grupo de mercenarios sarnosos que dirijo, les daremos algo que pensar a los señores mafiosos que reinan en este mundo de feriantes de realidad virtual... ¿O todo era parte de la atracción de realidad virtual?

Y la verdad es que así se pasa el tedio de los trabajos físicos pesados. Es lo bueno que tiene la mentalidad dispersa. Lo malo es que como te acostubres, a veces estás en los sitios por estar y luego no te acuerdas de nada de lo que has hecho cientos de veces, pero nada es perfecto. A veces merece la pena esta evitación pasiva.

3 comentarios:

  1. Que bueno, ¿y eso en un momento? ¡genial! lo estaba visualizando. Que grande eres.

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  2. Qué bueno!!! Por un momento me has transportado a ese mundo :)

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  3. Gracias, buena gente. Mejor ver que mola que la gente piense que soy esquizofrénico, JA JA JA.

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