domingo, 18 de septiembre de 2011

El Especial de Medianoche


Pues este microrrelato (casi diría ubermicrorrelato) es así de pequeñajo el pobre porque estaba escrito contando con se leyera, como se ha leído, en el programa de radio "El especial de Medianoche". Escrito ex profeso para ello y con el título de homenaje.
Por cierto, hablando de radio, ya estoy a punto de hacerme una cuenta de podcast para subir mi programa de cómics y buena música. Después de dieciseis años en antena ya iba siendo hora. 
Bueno, a lo que vamos, "El especial de Medianoche":

Querría un “especial de Medianoche” – Me dijo – Aunque no hacía falta que me lo dijera, sabía lo que quería desde el momento en que entró en la taberna, miró cauteloso a las robustas sombras de las esquinas, se quedó parado un momento bajo el quicio de la puerta y, con un paso firme que fue precedido de un profundo suspiro, avanzó hacia donde me encontraba.
Todo el mundo quiere un especial de Medianoche. ¿Eres consciente de lo que entraña? – Le contesté –  y siguiendo un procedimiento estandarizado añadí - ¿Y tendrías con qué pagarlo?
Era verdad, decenas de personas pasaban por aquí cada noche preguntando por el especial, la mayoría eran curiosos, soñadores o policía militar de relativo incógnito. No parecía ser el caso de este joven nervioso.
El especial era un brebaje, destilado de multitud de organismos vivos e inertes de los pantanos de este planeta en el brazo exterior de la galaxia, el último apeadero antes de entrar en la zona en cuarentena. Un cinturón de asteroides separaba a la zona prohibida de modo que, aunque se quisiera, era imposible pasar a través de ellos. Salvo con el especial, el mejunje te abría la mente, ampliaba los sentidos y permitía pasar a través de ellos con la gracia de una libélula entre fieros juncos.
Tras discutir el precio, me dirigí con él al almacén y le ofrecí un vial de cristal grueso con un líquido violeta en el que flotaban grumos del tamaño de granos de café. Me dio las gracias y se retiró.
- ¿Para qué quiere ir todo el mundo a la zona prohibida? – Me preguntó uno de los habituales.
- Ni idea – contesté
- ¿Y funciona ese brebaje tuyo? – Siguió preguntando
- ¿Tu que crees? – Respondí con parquedad dando a entenderlo todo con el juego de cejas
- ¿Para qué es la bebida, entonces? – Volvió a inquirir.
- Para los calamares espaciales del cinturón, se comen todo lo que lo cruza y les gusta el sabor de la carne aderezado con él, así no entran en este planeta. He montado esta taberna para eso. Está teniendo mucho éxito, este “especial de medianoche” como ellos lo llaman.

3 comentarios:

  1. Me ha encantado!!! gracias por compartir tu talento con nosotros :)

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  2. Jo, gracias a ti, guapa. Que no estaba yo muy contento con el resultado, con eso de que lo escribí muy rápido y no me dio tiempo a enrollarme, con lo que me gusta a mí eso. :-)

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